miércoles, 24 de mayo de 2017

Una cita made un wasap (Segunda parte)

La idea de trasladarse en colectivo y ómnibus es para transpirar menos, ir cómodo, evitar el tránsito. En caso que uno disponga de movilidad. La idea es llegar arregladito al parque. Pero esto no sucede en Villa San Juan porque cuando quiero acordar bajo del 27 todo pegajoso e impregnado de olores ajenos. Además que los pies Duelen por esas calles que tienen joroba de camello y ese chófer que juega a ser...chófer. y mi celular muerto de risa porque no tengo crédito ni señal. Ah puedo pedir prestado de la plaza de la jorobita, y entonces me doy cuenta que estoy muchas cuadras de allí, que me conviene ir al lugar en donde había quedado. Punto. Claro está que no encontré rastros de la señorita. Pienso si fue por no responder los mensajes, si, debe ser. Parece que no voy a conseguir una cita a horario si depende todo de un wasap....

miércoles, 17 de mayo de 2017

TPE


TPE: un esbozo de Dharma en el año 14.


Una cita made un wasap

        Una cita made un wasap

Me olvidé que habíamos quedado a las siete. Siete en punto o según el reloj del celular diecinueve horas. De aquí que me quite las zapatillas y ventile mis calzoncillos van a transcurrir treinta minutos más. Y desespero claro, no quiero llegar tarde así que hago todo rápido y me voy a tomar el colectivo que pasa a tres cuadras. Para males no se si la Sube tiene carga y pido a mi abuela la suya. Con reproches me la presta y vuelo. Con estas recargas mi crédito se ha disminuido y ya no cuento con señal de internet, por lo tanto no hay wasap y comienzan mis perjuicios acerca de ella y su malestar de no ver las dos tildes, que debe estar enviando la pregunta condenatoria de: ¿a que hora llegas? Y a los dos minutos es un: yo ya estoy. Y al minuto: ¿te falta mucho?  Y al medio: ¿venis? Y al segundo: ¿? Un emoticón que entorpece el lenguaje de señas y yo que espero el colectivo línea 27 de la empresa rápidos y mortales y la desesperación de llegar tarde a esa cita que justo se me da en mi peor momento como ente social. Hace tanto que no hablo con una mujer cara a cara que ya me averguenza y trato de hacer las cosas bien pero ya empecé mal. Al fin el maldito 27 llega y peor aún porque viene como un vagón de ganado y tengo que subir a los empujones que me aprieten hasta el aire. Paso la tarjeta y una buena porque es con descuento de jubilado pero el chófer que parece traerselas me lo indica. - Che flaco esa tarjeta es de jubilados. Pero yo me escabullo entre un montón de grasa y olor hasta perderme en los últimos asientos. Ninguno esta vacío, voy parado.... Continúa...


martes, 16 de mayo de 2017

                   Pobreza Cero
Quien diría que uno bajaría de peso porque no tiene un peso o ese peso que alcance para comprar alimentos de Monsanto y subir la diabetes a doscientos, entonces surge la idea que el plan económico es revertir el consumo de grasa por un poco de aire. El problema es que de todas maneras siempre saldremos perjudicados. ¡Adelante con el plan!

lunes, 15 de mayo de 2017

El Olvido



                                                                   El olvido

¡Pum, pum, paf! Olvido. ¡Crash, truch, truch! Olvido. ¡Buaaa, buaaa! Olvido.  El reflejo hipnótico del plasma, aparcándose en los ojos ruidosos. Ni lo pienses, ahí estás vos, hasta te chorrean los mocos y esto que estamos en el año dieciséis.  Ahora si te lo vas a tomar a pecho o mejor dicho a estómago, vas al muere.  Qué me podés decir, cuando se consume no es por amor, es por olvidar, olvidar el beso empalagoso del tipo, o cuando se mira al retrovisor del auto (una vez lo hizo ahí) y se notó una grasa colgando de la cintura para abajo. A ver, ayer no te fuiste a bailar con tus amigas, te chupaste todo lo que cayó en tus labios y al amanecer te diste cuenta que habían miles de él, como réplicas de un modelo absurdo pero el que vos preferís.  Sí, ¡a papá no! Vos cuando te vestías como una “ligerita” como decían las viejas del barrio, para que él se calentara con algo y te diera el beso de las buenas noches, y volvías toda cansada pero satisfecha, también lo querías olvidar pero no podías.                    Acá en medio del matete o de tu interior huesudo lo seguís llevando. ¡Olvido! Si nos ponemos a entender un poco el tema, vos entregándote completita y él ávido manipulador, supo dejarte huellitas en la piel. Yo te lo he visto nena y me decís ¡Olvido! Te asechaba con técnicas desprolijas, o hablaba con cierta vulgaridad y vos le sacudiste un par de veces el bolsillo, encima el menos agujereado que tenía. Una cosita, la música del hard rock y que pegó en los noventa la cambiaste por los ¡toc, toc! Y se puede entender tal cosa como ¡olvido! Es decir, la semejanza de tus locuras a las de otras, es que lo dice fácil pero la hace difícil y no pueden cerrar la puerta, queda ese pasado semi abierto. Ahora te encuentran comiendo mucha porquería así liberas la endorfina, te metes en el baño por horas, de alguna manera querés olvidar, hasta te cambiaste el color del pelo, un día amarillo, al otro verde, al otro morado, una cosa es que rompas los discos, o un archivo de canciones que oían sin siquiera pensar el uno en el otro, es muy imprudente de tu parte dejar abierta las posibilidades a un cambio, ese cambio jamás te va a volver a lo que eras antes, y te quedas con un montón de cosas de él y con nada tuyo, hasta le guardás el olor a su único perfume, el olor al calzoncillo que usó una noche bien apretada contra la cama del telo más infame que conociste, y vos decís ¡olvido! Y buscás un ejemplar de hombre de piedra, así lo das vuelta como una media, pero, pero el otro se movía mejor, con calidad, esas cosas difíciles de entender en tu nido de locura. Después te viene una locura en la balanza, vas pesando legumbres y otras rarezas, ahí nomás subís a treinta, luego a sesenta, hasta los noventa no parás. Y de un día, así de la nada, te cae el guevón del mundo, ese que no te va a cambiar la vida, pero se hace un adaptador, enchufándote en cualquier realidad. Y a esto le decís, ¡olvido! 

domingo, 14 de mayo de 2017

Solo un domingo

Resulta el peor día cuando no se tiene una compañía, si estamos dispuestos a permanecer vivos. Es el domingo un descanso forzado si no se busca reemplazar ese letargo con algunas horas de trabajo, uno desea descansar o escapar de la monotonía. Leer un domingo es auténtico y en lo único que se puede revivir en doce horas de aplomo, un día que no tiene color y sentido. Donde los suicidios no son frecuentes y las peleas de parejas alcanzan un clímax demasiado perverso. No tiene esa predisposición de un viernes por ejemplo, es el día en el que culmina la diversión y el comienzo de otra semana. Si, el domingo no me es grato, bajan la sonrisa y estimula al aburrimiento en su totalidad. Debería ser un día en el que el cuerpo sea desactivado automáticamente y después veríamos que tan bien encaramos la semana. 

sábado, 13 de mayo de 2017

                      Tiempo pasado
ALo que recuerdo es que hubo un sábado donde fui feliz. Parecerá una locura, pero voy a fingir que no lo sé. Debió ser para esta época cuando curioseando en un cuarto atestado de objetos sin valor di con un baúl. Me costó abrirlo y estornude al aspirar el polvo de muchos tiempos, no supe con exactitud qué tanto habían estado escondidos ahí. Primero los vi colocados uno al lado de otro, sus lomos estaban legibles aún aquellos menos cuidados. Sus títulos me atrajeron como un imán aunque consideré que había encontrado un verdadero tesoro. Títulos como "A bordo del ttaymir" de Emilio Salgari Robinson Crusoe de Daniel Defoe David Starr de Isaac Asimov, entre otros. El Robinsón Crusoe me atrapó desde el primer párrafo y recuerdo que me quedé al lado del fogón leyendo mientras mis hermanos se preparaban para salir a bailar. Así comenzó mi adicción a los libros. Nunca olvidé aquel sábado porque encontrar el baúl con libros me hizo sentir el niño más dichoso del mundo aún cuando ni siquiera teníamos qué comer.